Los participantes en el campus, junto al vicepresidente Miguel Laparra, el resto de autoridades y el arquitecto Francisco Mangado.

Fernando Oíza, arquitecto asociado de ADEMAN, ha participado en el Campus Internacional Ultzama, organizado por la Fundación Arquitectura y Sociedad, en colaboración con el Gobierno de Navarra, la Obra Social La Caixa y la Fundación Caja Navarra.

 

Impulsada por el arquitecto Patxi Mangado, la Fundación Arquitectura y Sociedad es una entidad sin ánimo de lucro que tiene como fin conformar un foro de reflexión, debate y promoción de iniciativas para repensar la arquitectura. Su actividad más conocida es la serie de Congresos Internacionales de Arquitectura que celebra como es el  Campus Ultzama, un foro que, por tercer año consecutivo, reúne a estudiantes y posgrados de arquitectura para analizar, reflexionar y plantear propuestas sobre formas innovadoras de concebir la edificación y sobre nuevas respuestas y modos de convivencia en la promoción de vivienda pública para jóvenes y personas mayores.

Bajo el lema «Humanizar la ciudad», se han desarrollado diferentes actividades entre las que destacamos la participación del arquitecto Fernando Oíza, que transcribimos a continuación:

 

 

 Encuentro Ultzama 2019 / “Un Nuevo Cambio: La Industrialización Como Camino”

 

Hacia la industrialización de la construcción, a través del bosque”

Fernando Oíza, arquitecto.

 

Inmersos en un contexto socio-económico en plena Revolución Digital, la información fluye con tanta rapidez que desastres naturales y crisis humanitarias son conocidas en tiempo real en cualquier rincón del planeta, consecuencia de la inmediatez que proporciona Internet. Como efecto colateral de esa globalización se produce el “estrechamiento” del mundo con la consiguiente aproximación de las adversidades, lo que genera una creciente sensibilización hacia lo ajeno.

A lo anterior debemos añadir el otro fenómeno sociológico característico de nuestro tiempo: un crecimiento demográfico exponencial concentrado en macro-urbes mayormente localizadas en regiones del planeta con bajos índices de desarrollo que consumen el 50% de los recursos energéticos del planeta.

Frente a ese panorama, la construcción tradicional –refractaria a la modernización tecnológica y de procesos- persiste en su endémico retraso. Sustentada en técnicas de naturaleza cuasi-artesanal, por tanto dependientes de una mano de una obra cualificada cada vez más escasa, evidencia su falta de capacidad operativa para producir soluciones habitacionales dignas, a precios económicamente accesibles.

La declaración de Prouvé: “…siempre he soñado con ello, pero nunca tuve la oportunidad de hacerlo”, es un acicate más en un momento de oportunidad histórica para los arquitectos de liderar la evolución hacia la industrialización de la construcción. El arquitecto contemporáneo que construye es un “anti-demiurgo”: su labor se convierte en una suma de observación desprejuiciada y capacidad de combinación. No crea de la nada, muy al contrario conoce la técnica y los materiales de los que selecciona, organiza y ensambla sistemas compatibles bajo criterios arquitectónicos, produciendo artefactos coordinados que responden al contexto espacio-temporal en el que se ubican.

La anteriormente citada explosión demográfica conlleva un crecimiento paralelo de la demanda de recursos materiales y energéticos, que se transforma en exponencial a medida que amplios sectores geográficos elevan paulatinamente sus estándares de confort aproximándolos a los niveles del 1º mundo. La capacidad de la Arquitectura es enorme ya que se estima que del gasto energético por sectores puede atribuirse un tercio a residencial, comercio y servicios, es decir, los espacios habitados por el hombre. De él, más del 50% se destina al acondicionamiento térmico.

Una imparable concienciación ecológica ha colocado al medio ambiente en el centro del debate, y a la Sostenibilidad como nuevo paradigma que determina las relaciones de los seres humanos con un Planeta avocado, de otra forma, a la extenuación por sobre explotación. La sostenibilidad marca el fin de la era del crecimiento lineal ilimitado de herencia Positivista, ofreciendo alternativamente un modelo productivo de geometría circular orientado hacia el consumo responsable de recursos (energía, agua y materias primas) preferentemente renovables; cuya aplicación tendrá como beneficio derivado la reducción drástica de la generación de residuos y emisiones contaminantes. En este contexto medioambiental, la contribución de la construcción a la mejora de la sostenibilidad del planeta es potencialmente enorme en una labor exenta de heroicidad.

 

La enorme capacidad de la industria para producir materiales y sistemas de construcción de calidad a bajo coste merced a la estandarización de procesos en grandes estructuras de producción automatizada, se potencia con las extraordinarias oportunidades asociadas a la Revolución Digital. La aparición de nuevas herramientas 4.0: BIM, CNC, IoT, VR, robótica… implican cambios tecnológicos disruptivos cuya aplicación y contribución positiva al hecho constructivo está todavía definiéndose. De la conjunción de ambas surge la oportunidad para convertir el antiguo proceso que anhelaron los arquitectos modernos, y que tan bien sintetiza el trabajo de J. Prouvé: modular > estandarizar > industrializar > prefabricar, en una realidad plenamente operativa apta para producir resultados tangibles a gran escala.

De la conjunción de esa mencionada conciencia ecológica instalada en la sociedad, cuya consecuencia práctica ha sido el enunciado de la Sostenibilidad como aspiración y conjunto de criterios para la acción, por un lado; la aparición de sistemas de producción industrializada nuevos, o readaptados de otros sectores, por otro; y el avance extraordinario de los medios de unión físicos y químicos, surge la madera como material de construcción reinventado. La industria de la manufactura de la madera -un material regenerable y casi omnipresente en todo el planeta- ha experimentado un extraordinario desarrollo en los últimos años con la producción de novedosos productos específicos para la construcción, todos ellos fácilmente accesibles en el mercado, y a bajo coste consecuencia de su producción estandarizada.

Productos fácilmente mecanizables, idóneos para la prefabricación, que no requieren mano de obra altamente cualificada, así como tampoco grandes inversiones en maquinaria o instalaciones; pero que sin embargo propician un nivel de calidad de ejecución muy elevado consecuencia de la inherente precisión asociada al material.

 

 

Asociada al aislamiento, y en combinación con el vidrio, la madera tecnológicamente mejorada se postula como material de referencia en construcción avanzada; no solo por su expresividad, sino especialmente por sus posibilidades funcionales. O mejor aún porque la sinceridad inherente a la construcción en madera sintetiza a la perfección el binomio funcionalidad-expresividad. A lo anterior añadiremos que la madera es el único material que puede considerarse realmente polivalente, ya que admite su utilización en un amplio catálogo de soluciones: estructuras y forjados, distribución interior, también revestimientos y carpinterías tanto interiores como exteriores, en pavimentos, falsos techos y cubiertas.

Del catálogo de materiales y sistemas se extraen planteamientos conceptuales extrapolables por su universalidad, tanto como componentes o soluciones aplicables de manera masiva puesto que emplean materiales económicos de producción estandarizada ensamblados con sistemas de baja tecnología; lo cual no implica necesariamente la negación de la identidad consecuencia de la repetición derivada de la estandarización.

El secreto está en la combinación de las ventajas asociadas a la producción de grandes series: democratización por economía de costos; con las posibilidades de personalización que ofrecen las tecnologías asociadas a la gestión de la información, capaces de generar infinitos elementos únicos.

Puesto que los recursos son valiosos, una novedosa solución técnica basada en la madera deberá ser elemental, desarrollada con materiales y sistemas de bajo coste económico y energético, fácilmente accesibles en el mercado de forma que permita su aplicación masiva especialmente cuando se trata de la promoción de viviendas, un bien de primera necesidad.

Construible con soluciones de baja tecnología que lo hagan accesible universalmente con independencia de la tipología del edificio, localización geográfica, cualificación de los operarios, presupuesto, etc. Un sistema constructivo que minimice la presencia de agua en la obra y fomente la utilización de materiales ligeros, lo que repercute positivamente en el costo energético de la construcción ya que demanda menos energía en su manufactura, trasporte y puesta en obra. Además la construcción seca y ligera basada en la madera y sus derivados simplifica el desmontaje, así como la recuperación o reciclaje de los materiales al final de la vida útil del edificio minimizando la generación de residuos. Y otra ventaja añadida cual es la reducción de los plazos de obra, el tiempo cada vez es más valioso (una constante de la sociedad), y no digamos cuando la situación es una emergencia.

En consecuencia, confiamos plenamente en la madera como material capaz de liderar la evolución de la construcción hacia la industria de la construcción sostenible, por las ventajas comparativas que ofrece frente al resto de materiales conocidos aptos para la construcción.

La madera es un recurso plenamente regenerable en cultivo responsable, sano y natural, con presencia prácticamente en todo el planeta (lo que lo convierte en local), ligero, fácilmente manufacturable con escaso consumo energético, sin generación de residuo ya que es 100% aprovechable, polivalente hasta el punto de ser apto para cualquier componente del edificio. Por último, su capacidad de absorber CO2 atmosférico y mantenerlo cautivo en su estructura, es una contribución fundamental para la salud del ecosistema.

 

Os dejamos varios enlaces con la noticia:

Gobierno de Navarra: ENLACE

Diario de Noticias: noticia.

 

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